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En una semana expondré los 56 dibujos de la colección Mi Diamante de Seis Cara en el Centro Cívico de la Buhaira y aprovechando el evento he decidido dar un par de pasos de esos que nunca quiero dar. El primero, poner todos esos dibujos a la venta. Nada de reproducciones: los originales, a través de mi web. Y es que me cuesta horrores desprenderme de lo que hago. Hace poco escuché a un artista decir que un cuadro acabado es un cuadro que ya no existe pues solo cuenta el proceso; el camino es el destino dirá otro. Pues vale, ahora pon precio para que mi subconsciente me boicotee poniendo cifras que nadie pagará. Escucho a otra: -si la vida ha sido generosa contigo, devuélvelo... Qué hago ¿los regalo entonces? -No hombre, pareces tonto ¡Pero cual es el punto medio, el precio justo, el agradecimiento adecuado!

¿Y la dignidad del trabajador dónde queda? El dibujante curra (no lo parece) y debe cobrar 120 euros por dos días de trabajo ( a veces tardo más con alguno de estos dibujos). La dermatóloga del otro día por echarme un vistazo y tranquilizar mi hipocondría ¿120 por quince minutos? Pues si. Y debo dar gracias: no me diagnosticó nada. -¡Haber hecho carrera! En fin, que en cuanto aparece don dinero todo se emponzoña.

Ahora mismo voy a comprarme un dibujo a mí mismo : me hace tanta ilusión tener una primera venta. El tema de las galerías de arte... bueno, tengo claro que yo no hago arte, al menos tal como ellas lo entienden. En ellas estoy vetado. Tampoco me funciona ese otro modelo de galería, el único al que tengo acceso: primero pagas para que te expongan durante un par de semanas y si vendes tambien pagas una comisión, a parte de los impuestos, los autónomos y cuanto sea menester. Estas galerías se cubren bien las espaldas, digan lo que digan. Yo tengo las maderas y lo medieval en galerías de estas y ya ves: nunca vendí nada. Con ellas los precios sí que se disparan...

Todo esto me lleva a otras reflexiones que tampoco me apetecen: Si no vendo ¿será que lo que hago no vale la pena, no tiene ningún interés para la gente? -Lo que pasa es que no te sabes vender. También, no digo que no, pero eso a más a más.

Cojo aire, miro uno de mis dibujos y... me encanta, me gusta lo que hago. Y lo voy a vender todo, ¡al precio que haga falta!

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